sábado, 2 de octubre de 2010

Hipoteca de por vida

Ha llegado el momento de comprar una casa.

Obviamente, eres un ser poco productivo. Vales poco y no eres merecedor de una caja de ladrillos apilada con otras cajas, y por tanto, tienes que trabajar 40 años para poder pagarla. Tu trabajo vale tan poco como tú.

Por eso tienes que hipotecarte. Pero la casa no es tuya, es del señor feudal, para el cual trabajarás los próximos cuarenta años de tu vida. Reza para no perder tu misero empleo improductivo, por no tener un problema de salud grave. Reza, porque tu caja de ladrillos no vale nada, pero cuesta mucho. Y ahora tu trabajo pertenece al señor feudal.

Enhorabuena, acabas de convertirte en un siervo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario